Les juro con mano y todo que cada una de las historias que les comparto son reales. Mis historias son buenas, pero tengo muchos colegas que pasan situaciones parecidas a las mías.
Mi buen colega el Dr. Vera me envió este escrito, se que será de su agrado, pero advierto..tome las medidas necesarias por que la risa puede afectarle.
La Candidata Desinformada
Hace aproximadamente unos cuatro
años, estuve ejerciendo las funciones de reclutador (interino) para la compañía en la cual trabajo, por necesidades
del negocio. No solo estuve reclutando
candidatos externos, sino que también la compañía estaba considerando
regularizar algunos empleados que habían estado trabajando como empleados
temporeros por algún tiempo.
Para dar un poco de contexto a
mi historia, trabajo en una compañía Nacional con presencia en la mayoría de
los Estados de EUA y en Puerto Rico. La
mayoría de ustedes sabrán que este tipo de compañía cuenta con departamentos
grandes de Informática y Tecnología, a los cuales usualmente les hacemos
referencia como “IT” - por sus siglas en
inglés (“Information Technology”) – y lo pronunciamos también en inglés
(fonéticamente algo así como “ai ti”).
A continuación verán
parte de mi diálogo con la candidata al comenzar su entrevista conmigo:
Yo: “Buenos días, Sandra (nombre
ficticio), ¿cómo se encuentra usted hoy?”
Sandra: “Muy bien.”
Entonces, considerando
que la candidata había sido empleada temporera por aproximadamente un año y
medio, quise comenzar mi entrevista evaluando su conocimiento sobre la compañía
y cuan familiarizada estaba con la cultura de la misma.
Yo: “Sandra, has trabajado con nosotros por aproximadamente un año y
medio. Cuéntame, ¿qué has aprendido
sobre la compañía al momento? ”
Sandra: “Pues, la compañía es bien sólida…
Trabajamos estos servicios (menciona
algunos de los servicios), tenemos presencia en los Estados Unidos y en
Haití…”
Con esto último que
dijo, perdí absolutamente mi concentración y comencé a sentirme como el peor de
los empleados. En aquel momento, ya
había cumplido cuatro años en la compañía y ¡no
sabía que teníamos operaciones en Haití!
Continúa el diálogo…
Sandra: “¡Ay, Señor Reclutador, con lo del terremoto yo me puse bien nerviosa! -
¿Recuerdan el terremoto de Haití
registrado el 12 de enero de 2010?) -
¡Me dio tanta pena pensar en nuestros compañeros que trabajan allí en
Haití! ¡Qué angustia para ellos en las
oficinas mientras Haití temblaba!“
Cada vez me sentía más
confundido…
Sandra: “Y en mi Departamento aquí en Puerto Rico que a cada rato los escucho
decir que tienen que llamar a Haití
para que les configuren sus computadoras y para solicitar servicios… ¡Ay qué pena me da!”
Fue en ese preciso
momento que entendí la confusión de la candidata y me sentí en la necesidad de
interrumpir su relato de angustia…
Yo: “Sandra, solo para clarificar, cada vez que escuches a alguno de
nuestros empleados decir que tienen que llamar a Haití, a lo que se refieren es que tienen que llamar a IT, el equipo de Information Technology, que están ubicados aquí mismo en este
edificio. La compañía no tiene operaciones en Haití, por lo que, no te preocupes por nuestros empleados, pues,
están todos a salvo y no tuvimos bajas.”
Solo les puedo decir
que vi cómo en cámara lenta su rostro de desfiguraba (posiblemente de la vergüenza)
y cómo su cuerpo, el cual estaba sentado en una buena postura erguida inicialmente,
se escurría por la silla como la “Persistencia de la Memoria” de Salvador Dalí.
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